miércoles, 12 de marzo de 2008

Trastorno

Miro hacia atrás y sólo veo estatuas de plata
luciendo con todo su esplendor y magnificencia de fugaz diapositiva.
Feroz.
Un bombardeo incesante, ciego, doloroso y gris
que escuece con cada breve delirio acuoso que escupe mi mente.
TraSTORNO en transparencias,
cada vez más desoladas,
cada vez más irrisorias y locuaces,
desvelando secretos vanos,
resolutos,
entreabriendo ignotas sendas con sigilo impenetrable y firme,
dando forma a alguna clase de locura encubierta con ánimo cortes
para los recuerdos que se cuelan sigilosos destruir.

La ceremonia me produce arcadas sucias,
ponzoña venenosa rezuma,
serpentea tras el vomito atroz de confesas vanidades
y me aturde con indiferencia.
Crueles calambres desordenados, nudos desgarrados, sucios,
me retuercen las entrañas
que aprisionan vehementes una furia enloquecida y desigual.
Apenas inhalo desdeñoso un aire irritado y seco
que se abre paso furioso a golpe de falsa sonrisa,
que penetra en mis pulmones enfermos de ficción dichosa,
que me retuerce en espasmo grotesco
y me obliga vencida a mirarme y fluir.
Se me hace insoportable pues esbozar una sonrisa.

Un miedo esponjoso y glotón se desliza despacito por mi espalda,
me eriza de horror la conciencia,
me grita cuando llega al oído certezas olvidadas en su reino,
me abofetea con la verdad más penosa y amarga,
me escupe toda mi autocompasión
mi dolor cobarde, mi soledad tangible,
mi estupidez sumisa, mi irrealidad.


Y me parte en dos un dolor cochino y traicionero,
me divide obsceno relamiéndose triunfante,
felicitándome por mi naufragio


1 comentario:

Lubna Horizontal dijo...

bravo bravo y bravo, tu poesía me revuelve las tripas, si vomito lo haré en el suelo de tu habitación, y lo tendrás que limpiar tú, jejeje
sigue así, nena

besitos
D.