Hace más de cuatro años pisè por primera vez suelo griego, en ese empeño loco de seguir por todo el mundo los pasos de mi guerrera gurú...
Mi Diana y yo emprendimos un viaje místico-festivo a la cuna de la cultura clásica, recorrimos los pasos de lxs antiguxs sabixs y partimos rumbo a sus islas invocando a nuestras diosas y haciendo libaciones en su honor.
Nuestra primera parada fuè Nissiros, isla vòlcanica del Dodecaneso que viò nacer a Hipocrates. Andabamos buscando una playa nudista y salvaje a la que dificilmente se podìa acceder andando, asì que alquilamos un viejo ciclomotor y tirmos millas.
Una vez instaladas en el paraiso perdido que resultò ser Paji-Amos decidimos recorrer la isla y ver con nuestros propios ojos el cràter del inactivo volcàn sobre el que se asentò su pueblo.
Ascendimos por la isla bajo un fuego abrasador y justo cuando llegamos a la cima del volcàn nos quedamos sin gasolina, la ùltima gasolinera que pasamos- un surtidor solitario en mitad de la nada- estaba a unos 20 minutos en moto a los pies del susodicho...
Estabamos allì solas, en aquel desierto, en mitad de la nada, con el sol cayendo a plomo y un olor a azufre embriagador cuando a lo lejos distinguimos una vieja casita de madera, la ùnica sombra existente.
Nos dirijimos hacia allì y cuando estabamos a escasos metros, el mismìsimo Eros apareciò ante nuestros ojos sonriendo y saludando.
Aquella escultura humana salida de un mural de Miguel Angel no sòlo nos proporcionò una visiòn divina, nos regalò gasolina y nos puso dos cervezas gigantes y
heladas que sacò de la vieja casita de madera que resultò ser un bar. Ademàs magnificò el momento estasiandonos los oidos con la maravillosa voz de Lhasa de Sela...joder lo que llorè...
Lhasa de Sela-El Desierto
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Ayer me enterè que ha muerto hace unos dias afectada por un cancer de pecho...
este es mi pequeño homenaje a esta otra diosa que siempre cruza conmigo la frontera hacìa el desierto...
lunes, 11 de enero de 2010
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2 comentarios:
pajiamos, arena negra... qué recuerdos nena, qué recuerdos. El hombre escultura se llamaba Isidoris y fue el priemr hombre en muchos años que me hizo aletear la almeja de felicidad.
Pero cuando le dijimos que éramos españolas y nos puso a Lhasa a toda leche en aquel lugar... ay sí, qué lagrimones, jejejeje
cuánta belleza, qué mierad que siempre se mueran lxs buenxs...
besitos
Diana
una cerveza en medio del desierto... y encima con lasha, el puto paraíso...
besos de espuma y arena
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