viernes, 19 de marzo de 2010

Luis Durán

Me pongo a buscar algo de información sobre este autor vasco y me inquieta leer en la guía del cómic que su toque romántico, lírico y fantástico recuerda la obra de Neil Gaiman,... vaya, vaya con mi forjador de sueños...

La primera obra de Durán que cayó en mis manos "Nuestro verdadero nombre" la escogí en la biblioteca guiada por una suerte de azar ajena a mi voluntad consciente.
El ojo de su portada llevaba mirándome años aunque por un principio de manía psicótica siempre he tendido a postergar la lectura de libros grandes con tapa dura- sea porque no me caben bien en las micro mochilas o por algún trauma que ni recuerdo- pero aquel día guiada por no sé que extraña atracción me lo llevé a casa, pasando por alto el antipático color de la portada y la aparente historia sobre calamares gigantes.
Inicié así un viaje sin vuelta atrás.

Me quedó muy claro que la carga simbólica, alegórica y metafórica de la narración y dibujos, así como las referencias a clásicos de la literatura, mitología o cuento son un elemento que, como el señor Gaiman, Durán domina a la perfección. Y con la misma turbación que una vez me hizo tratar de ilustrar a una excelente maestra en los juegos narrativos de mi autor fetiche, me sumerjí entusiasmada y atónita en su lectura.

Con "El viaje de Gasparetto", un viaje cuyo fin es desenmascarar un fraude y que acaba desenmascarando aquello que los humanos pierden con el paso del tiempo, Duran volvió a removerme algo.


“Vanidad” toco mi punto débil en cuestiones literarias de la mano de un frustrado estudiante de medicina con vocación de pintor, adicto al láudano y esquizofrénico.

“Volatil” la historia de un joven estudiante recien licenciado, la historia de Audum el esclavo vikingo, los cuentos para libélulas, el cuervo del Nevermore de Edgar Allan Poe, el cuento popular del soldadito de plomo, la historia sobre la alquimia...me insta a compartir.

De este autor me hechiza todo, su brutal capacidad de expresar con tan poco tanto, su amable belleza melancólica, su concreto estilo gráfico de linea clara y detallista, -y como suele pasar con los grandes del cómic fácil de reconocer una vez te hechiza su obra- , su forma de narrar tan del Romanticismo, su dulzura ante la adversidad y sobre todo su capacidad de abrir puertas en la memoria literaria y pagana.



El arte del hechizo...

1 comentario:

villullas dijo...

Fueron cómics como los de Durán los que me abrieron el corazón a ese género para mí desconocido hasta que te conocí. Qué recuerdos...
besos bonita